ˇOh dulcísimo Jesús Sacramentado! Cuando te recibo en mi corazón siento que mi fe me aumenta, mi esperanza se fortalece y mi vida se alarga, porque, recibiendo tu Sacratísimo cuerpo, vivo contigo y Tú vives conmigo, y el que vive unido a Ti no morirá, porque eres camino, verdad y vida eterna. Tú eres la vid; yo, el sarmiento, que no puede dar fruto si no permanece unido a Ti.
Tú eres el pan que bajó del cielo, no como el maná que en el desierto comieron nuestros padres y murieron. El que coma este Pan vivirá eternamente. ˇOh alma mía, recibe ese Pan celestial, que es vida, esperanza y caridad! Haz, Jesús mío, que contigo viva, sufra y padezca en este mundo con tal de recibirte en mi corazón, porque la Comunión es mi vida. Amén.