San José, tu que tuviste la suerte -regalo de Dios- de no sólo ver y oír al Dios a quién muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron; sino que además pudiste también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo.
V. Ruega por nosotros, bienaventurado José.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Seńor Jesucristo.
Dios nuestro, te pedimos que, así como José mereció tratar y llevar en sus brazos a Jesús con carińo, hagas que también nosotros lo arropemos con el mismo carińo en nuestro corazón cuando dentro de un rato, recibamos su Cuerpo y Sangre. Amén.