Padre Celestial, recuérdanos que cuando oramos
“Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”
nos comprometemos a hacer tu voluntad,
sea lo que sea.
ˇLíbranos de la tentación de hacer nuestra propia voluntad
en lugar de la tuya!
Dales a aquellos a quien llamas al sacerdocio y vida religiosa
el valor para abrazar tu voluntad
con generosidad y amor abnegado.
Elimina sus temores
y llena sus corazones con gratitud
que a pesar de no merecerlo,
les encomiendes
un papel tan grande y necesario
en tu plan de salvación.
Amén.
Por Obispo Anthony B. Taylor
junio de 2011