Una lágrima se evapora, una flor sobre
mi tumba se marchita, más una oración por mi alma la recoge Dios.
No lloren, amados míos. Voy a unirme con Dios y los espero en el cielo. Yo muero, pero mi amor no muere, yo les amaré en el cielo como los he amado en la tierra. A todos los que me han querido les pido que rueguen por mí, que es la mayor prueba de carińo.
Amén